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Manual de Prevención de Riesgos Laborales dirigido a los talleres de mantenimiento y reparación de vehículos

1.1.5. Orden y limpieza

El orden y la limpieza en los lugares de trabajo son dos principios fundamentales desde la perspectiva de la Prevención de Riesgos Laborales. Un buen estado del orden y limpieza elimina numerosos riesgos de accidente (tropezones, resbalones, caída de materiales, etc.), simplifica el trabajo, aumenta el espacio disponible, crea y mantiene hábitos de trabajo adecuados, etc.

Algunos de los riesgos asociados habitualmente a la falta de orden y limpieza en los lugares de trabajo son:

RIESGOS ASOCIADOS A LA FALTA DE ORDEN Y LIMPIEZA

EN LOS LUGARES DE TRABAJO

  • Pisadas sobre objetos
  • Golpes/cortes por objetos o herramientas
  • Caída de personas al mismo nivel
  • Caída de personas a distinto nivel
  • Caída de objetos por desplome o derrumbamiento
  • Caída de objetos en manipulación
  • Proyección de fragmentos o partículas
  • Atropellos o golpes con vehículos
  • Choques contra objetos móviles

Igualmente, un ambiente desordenado o falto de limpieza, la existencia de suelos resbaladizos, materiales colocados fuera de su lugar, y la acumulación de material sobrante o de desperdicio, pueden constituir a su vez, cuando se trata de productos combustibles o inflamables, importantes factores de riesgo de incendio que pueden poner en peligro los bienes materiales de la empresa e incluso a los propios trabajadores si los materiales dificultan o/y obstruyen las vías de evacuación.

Por otro lado, la exposición laboral a contaminantes químicos puede verse incrementada o agravada, tanto en relación al período de exposición, como al número de trabajadores expuestos, si las zonas de trabajo no reúnen unas condiciones adecuadas de orden y limpieza.

Resulta necesario por tanto mantener el área de trabajo ordenada y efectuar una limpieza periódica de la misma, así como de las zonas de uso común (zonas de paso, salidas, vías de circulación, etc.), para conseguir un entorno de trabajo seguro y sano. La periodicidad de esta limpieza dependerá de las características particulares de cada área de trabajo, así como del tipo de utilización que se le dé a esta.

A modo de ejemplo se puede decir que en aquellas zonas del taller donde sea más frecuente la acumulación de residuos u otro tipo de desperdicios, la limpieza conviene hacerla a diario, retirando todos los residuos y desperdicios generados y depositándolos en sus contenedores correspondientes.

Además de lo mencionado hasta aquí, conviene recordar que el Real Decreto 486/1997, de 14 de abril, por el que se establecen las Disposiciones mínimas de seguridad y salud en los lugares de trabajo, en su Anexo II regula la obligatoriedad de mantener limpios y ordenados los locales de trabajo en los siguientes términos:

ANEXO II. ORDEN, LIMPIEZA Y MANTENIMIENTO (RD 486/1997)

1º Las zonas de paso, salidas y vías de circulación de los lugares de trabajo y, en especial, las salidas y vías de circulación previstas para la evacuación en casos de emergencia, deberán permanecer libres de obstáculos de forma que sea posible utilizarlas sin dificultades en todo momento.

2º Los lugares de trabajo, incluidos los locales de servicio, y sus respectivos equipos e instalaciones, se limpiarán periódicamente y siempre que sea necesario para mantenerlos en condiciones higiénicas adecuadas. A tal fin, las características de los suelos, techos y paredes serán tales que permitan dicha limpieza y mantenimiento.

Se eliminarán con rapidez los desperdicios, las manchas de grasa, los residuos de sustancias peligrosas y demás productos residuales que puedan originar accidentes o contaminar el ambiente de trabajo.

3º Las operaciones de limpieza no deberán constituir por sí mismas una fuente de riesgo para los trabajadores que las efectúen o para terceros, realizándose a tal fin en los momentos, de la forma y con los medios más adecuados.

4º Los lugares de trabajo y, en particular, sus instalaciones, deberán ser objeto de un mantenimiento periódico, de forma que sus condiciones de funcionamiento satisfagan siempre las especificaciones del proyecto, subsanándose con rapidez las deficiencias que puedan afectar a la seguridad y salud de los trabajadores.

Si se utiliza una instalación de ventilación, deberá mantenerse en buen estado de funcionamiento y un sistema de control deberá indicar toda avería siempre que sea necesario para la salud de los trabajadores.

En el caso de las instalaciones de protección, el mantenimiento deberá incluir el control de su funcionamiento.

Independientemente de los procedimientos de limpieza que cada taller deberá establecer en función de las características de su actividad o procesos desarrollados, se debe tener en cuenta que las propias operaciones de limpieza no deberían constituir un riesgo adicional para los trabajadores, por lo que será necesario considerar los siguientes aspectos:

PAUTAS PARA EL DESARROLLO DE LAS OPERACIONES DE LIMPIEZA

  • Utilizar el método de limpieza más adecuado para cada situación. Por ejemplo, es mejor limpiar por aspiración que por barrido, ya que este último procedimiento puede producir una dispersión de polvo en el medio ambiente de trabajo.
  • No emplear pistolas o escapes de aire comprimido para la limpieza de puestos de trabajo, dado que puede ser fuente de graves accidentes por el riesgo de proyecciones de partículas arrastradas por la corriente de aire comprimido.
  • Si las operaciones de limpieza del suelo suponen el empleo de métodos húmedos que pueden hacer que el pavimento resulte deslizante temporalmente, se balizará y señalizará adecuadamente la zona para advertir de tal circunstancia.
  • Formar e informar a los trabajadores específicamente acerca de los riesgos asociados a las operaciones de limpieza: manipulación de productos químicos, equipos de limpieza, equipos de protección individual, etc.
  • Tener en cuenta los criterios ergonómicos en el desarrollo de las operaciones de limpieza: posturas de trabajo, movimientos repetitivos, etc. Por ejemplo, si la limpieza del suelo va a efectuarse con escobas, se deberá garantizar que el mango de estas se adecúe a la altura de los trabajadores, de modo que no tengan que inclinar su espalda para barrer.